Las personas que han presentado características corporales diferentes a las mayoritarias o formas de realizar sus funciones de un modo no hegemónico se han visto rechazadas de nuestra realidad sociocultural a lo largo de la historia. En este sentido, y dado que el Aprendizaje-Servicio (en adelante ApS) «incorpora a la educación una determinación de transformación social que le permite conectar con la sociedad y trabajar para resolver problemáticas sociales» (Chiva-Bartoll y Pallarés-Piquer, 2018, p. 10), en el curso 2018/19 se llevó a cabo el programa Aprendamos Avanzando Juntxs. Así, en el marco de la asignatura optativa Intervención Educativa con Personas con Discapacidad, impartida en 4º curso del Grado de Educación Social de la Universidad de Huelva, nos propusimos la adquisición de conocimientos, habilidades y actitudes, de carácter profesional, social y personal del estudiantado universitario a través de aprender haciendo mediante la atención a necesidades reales que presentaba la asociación Avadi-Down Huelva Vida Adulta.
Para ello, estructuramos el programa en seis fases principales: 1) negociación y compromiso de las partes participantes, 2) entrevista a personal trabajador de la asociación para detectar las necesidades, 3) asignación de las necesidades a cada grupo de alumnado universitario, 4) elaboración y exposición de los proyectos, 5) implementación de estos y 6) valoración del programa.
Participaron 31 alumnas/os que cursaban la citada asignatura, así como 31 ciudadanos/as pertenecientes al colectivo de personas diversidad funcional intelectual de la asociación.
Una vez detectadas las necesidades existentes en las asociación a través de una entrevista semi-estructurada diseñada y realizada por todo el grupo clase, se constituyeron seis grupos de trabajo de entre cuatro y seis personas que atendían a las siguientes necesidades: habilidades sociales, autonomía mediante el manejo del dinero, Redes Sociales, psicomotricidad a través del baile, educación afectivo-Sexual y psicomotricidad.
Previamente al servicio, se conceptualizó el ApS, sus posibilidades educativas, las distintas etapas y su diseño en sí. También atendimos al desarrollo de habilidades, actitudes y valores hacia el colectivo de personas con diversidad funcional. Tras ello, cada grupo fue conformando su diseño de proyecto. Al mismo tiempo aprendían sobre su necesidad a atender mediante la investigación grupal en red y el análisis de distintos recursos sobre las temáticas (libros, vídeos, guías…).
La fase de servicio se llevó a cabo a finales de noviembre y comienzos de diciembre. En ella, cada grupo implementó tres talleres de una hora sobre su temática que finalizaron con dos celebraciones de la experiencia vivida: una con el turno de mañana y otra con el de tarde.
La evaluación del programa permitió comprobar que el ApS posibilitó un desarrollo global del término competencia entre el alumnado universitario. Igualmente constatamos que la acogida fue altamente positiva por parte del alumnado, dado que daba sentido a sus inquietudes y necesidades de trabajar en contextos reales, a la par que generaba motivación y permitía al alumnado ser partícipe activo de la totalidad del proceso del programa educativo.
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