El coronavirus ha generado nuevos escenarios sociales y económicos que se deben explicar a partir de una crisis sanitaria muy compleja. En el terreno de la salud, está marcando nuevas rutinas de comunicación de malas noticias y de acompañamiento de los pacientes más graves. La tecnología conecta familias con enfermos aislados y los sanitarios cobran protagonismo en los medios. Pero, ¿cómo se forma a los futuros médicos para saber comunicar, de forma eficiente, un mal diagnóstico a un paciente y a su familia? Para resolver esta cuestión se han revisado los planes de estudio de los grados de Medicina en Cataluña, buscando asignaturas vinculadas a comunicación que pudieran ayudar en este aprendizaje. En segundo lugar, se han realizado entrevistas aleatorias a estudiantes de los diferentes grados y, finalmente, se han entrevistado facultativos representativos de las diferentes áreas sanitarias catalanas para conocer sus habilidades comunicativas, sus expectativas y su percepción sobre la formación recibida. Analizada la situación, se recomendaría la necesidad de innovación docente en este campo, incluyendo por ejemplo, la simulación de roles o la participación de pacientes reales para que los estudiantes de Medicina afiancen su confianza al comunicar malos pronósticos. Además, sería conveniente que los planes de estudio de esas facultades incorporaran técnicas comunicativas sobre media training o sobre gestión comunicativa eficaz con nuevas tecnologías como apoyo. Son competencias de necesaria adquisición que la COVID-19 ha remarcado.
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